Estos sitios están pensados para que estés dentro al menos un año, pueden resistir ataques nucleares, pandemias, armas biológicas y otras catástrofes, además con todas las comodidades posibles y a todo lujo.
Vivos es una empresa de California, Estados Unidos, que se dedica a la fabricación de búnkeres -principalmente en Estados Unidos y Europa- en instalaciones antiguas de la Guerra Fría. En ellos se puede vivir hasta un año sin la necesidad de salir a la superficie.
Dante Vicino, representante de Vivos, aseguró que la pandemia por Covid-19 los ha beneficiado, pues la demanda de los búnkeres ha crecido exponencialment. Tan sólo una de las lujosas habitaciones de un búnker ubicado en Alemania ha tenido un incremento de 1000% en sus solicitudes y consultas.
Vicino comentó que “Vivos es el plan B de todos los clientes que quieren un refugio porque temen la llegada de una plaga, un ataque de Corea del Norte o una Tercera Guerra Mundial”.
El refugio Vivos xPoint, ubicado cerca de la ciudad de Edgemont, Dakota del Norte, está construido en una base del ejército de Estados Unidos. Hecho completamente de concreto, tiene un área similar al tamaño de la isla de Manhattan y para adquirir un espacio dentro el costo inicial es de 17 mil 500 dólares.
Vivos Europa One es otro de los grandes proyectos de la compañía, situado en una red de túneles -construidos por la Unión Soviética- en una montaña de 120 metros de altura en Alemania, puede resistir ataques aéreos directos, una catástrofe nuclear, química o biológica. Si se quiere un apartamento privado los costos comienzan en 2 millones de euros o para un apartamento semiprivado, el costo comienza en 35 mil euros por persona.
“Esta es la instalación subterránea privada más grande del mundo, cada complejo está diseñado para el bienestar físico y psicológico a largo plazo de todos los refugiados”, aseguró Vicino.
No cabe duda que hay un mercado para todas las personas. Para aquellos que en verdad creen que puede haber una catástrofe mundial esta es una excelente opción, aunque los costos no son para todos, claro.
Fuente: Clarín, Vivos
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