Fundado en 1542 por el monje franciscano Fray Juan de San Miguel, el pueblo de San Miguel de Allende en Guanajuato, era un paso importante del Antiguo Camino Real, una ruta comercial que partía desde la Ciudad de México hasta Nuevo México.
Su belleza cultural, geográfica y arquitectónica, hicieron que en 2007 la Unesco lo declarara Patrimonio Cultural de la Humanidad; con este nombramiento fueron abiertas diferentes propuestas gastronómicas y turísticas en este bello poblado. Te decimos cuáles son los lugares más lujosos que debes conocer de San Miguel.
Café Contento, delicatessen con corazón
El recinto de este café data del siglo XVIII, ofrece una selecta carta de entremeses con distintas variedades de café, también cuenta con una tienda con productos artesanales.
Rancho Santa Marina
En este lugar podrás probar exquisitos quesos de leche de oveja y cabra, y si quieres probar algo más exclusivo, también encontrarás quesos Crotin, Pirámide o Chabichú. El panorama que rodea este lugar es un verdadero paraíso que invita a quedarse.
Cumpanio
Además de especializarse en hacer pan estilo europeo, este rincón culinario ofrece a sus visitantes una amplia gama de bizcochos y platillos especiales, la recomendación de la casa son huevos benedictinos sobre pan brioche, lomo canadiense y salsa holandesa.
Restaurante Áperi
La propuesta gastronómica del chef Matteo Salas, es catalogada como la más original de San Miguel. Con técnicas aprendidas en restaurantes europeos, su menú de ensaladas con insumos de huertos cercanos, es delicioso.
Hotel Rosewood
Para hospedarte, no puedes dejar perder la oportunidad de conocer el Hotel Rosewood, el cual resalta en su diseño las tradiciones coloridas de San Miguel y el arte que se funde con los paisajes. Un dato curioso del lugar es que sus muebles fueron elaborados por artesanos del lugar, y en sus servicios ofrecen clases de cocina, arte, catas de vino y excursiones. Su bar se encuentra al aire libre, con vista a la Parroquia de San Miguel Arcángel.
L’Ôtel
Otra opción para hospedarte es el hotel boutique L’Ôtel, es el más pequeño del lugar, pero por eso guarda sofisticación en cada rincón de su espacio. Su cuatro suites tienen linos de algodón italiano, cojines creados por la diseñadora Sally Azar y accesorios de baño de Côté Bastide.
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