Desde finales del 2014 las relaciones comerciales de Cuba con países como Estados Unidos comenzaron a beneficiar a las marcas de lujo. Para el 2016, con la apertura económica, llegaron más de 4 millones de viajeros a la famosa isla y en ese mismo año marcas como Chanel apostaron por celebrar sus más elegantes desfiles.
Fue tanta la importancia que el país había creado, que hasta el fallecido “Káiser de la Moda”, Karl Lagerfeld, creó una línea de ropa inspirada en el lugar.
Los hoteles de lujo también han invertido millones para llevar su marca a la isla. La cadena “Kempinski” fue la primera en construir un hotel en La Habana, bautizado como “Gran Hotel Manzana Kempinski”. Con la construcción del lugar, firmas como Armani, Versace, Lacoste y otras llegaron para presentar sus productos dentro del mismo hotel.
Entre las cosas que ofrece el famoso complejo se encuentra un spa de mil metros cuadrados, con precios de hasta siete mil pesos por una habitación individual y casi 100 mil por la suite presidencial.
La inauguración de este lugar se ha interpretado como el principio de una época de conciliación entre las marcas y Cuba. Y aunque la apertura del centro comercial ha generado críticas, la mayoría de las personas lo ven como una señal de prosperidad y avance para el país. Y no es para menos, con la llegada de L’Occitane, Mont Blanc, la Manzana de Gómez se ha convertido en un fenómeno sociocultural donde cubanos y turistas pasean asombrados por sus brillantes corredores.
Cabe señalar que en los últimos años se han construido más hoteles en el Centro Histórico habanero, el Iberostar Grand Packard con 300 habitaciones de lujo, y el Prado y Malecón, todavía en construcción, el cual tendrá poco más de 200 habitaciones.
Sin duda alguna Cuba se coloca entre los países para visitar si eres amante de lo excéntrico y la opulencia.
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